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Desarrollo

Desarrollo de la ofensiva

Sumario

Fuerzas combatientes

Fuerzas combatientes

Bando republicano

    El Ejército Popular, bajo el mando del general José Miaja, desplegó un total de 59.000 soldados (junto con más de 20.000 de reserva), apoyados por 40 carros blindados, 150 aviones, 130 tanques y más de 220 piezas de artillería, repartidas entre el 5º Cuerpo de Ejército, liderado por el general Juan Modesto, el 18º, comandado por el coronel de artillería Enrique Jurado Barrio, y algunas divisiones del 2º, al mando del teniente coronel Romero.

     Las fuerzas para la ofensiva, incluidas las unidades de reserva, fueron organizadas de la siguiente manera:

    En esta batalla se puede apreciar la influencia comunista en el Ejercito, pues 5 de los seis jefes de división, como Enrique Líster o Valentín González (alias el Campesino), el líder del 5º Cuerpo Modesto, los comisarios de los dos Cuerpos de Ejército y el general Miaja eran de afiliación comunista.

Bando republicano

Cuerpo de

Ejército

II Cuerpo de Ejército

Teniente coronel Carlos Romero

Divisiones

4ª División

24ª División

Comandante Emilio Bueno Núñez del Prado

V Cuerpo de Ejército

General Juan Modesto

11ª División

14ª División (reserva)

35ª División

39ª División (reserva)

46ª División

10ª División

15ª División

34ª División

XVIII Cuerpo de Ejército

Coronel de artillería Enrique Jurado

45ª División (reserva)

Oficial al mando

Comandante Miguel Gallo Martínez

Comandante Cipriano Mera

Comandante Karol Swierczewski (Walter)

Comandante Gustavo Durán

Comandante Valentín González (el campesino)

Comandante José María Encisco

Oficial al mando

Comandante Enrique Líster

Comandante José María Galán

Comandante Janos Galzic (Gal)

Comandante Emil Kebler

Bando sublevado

V Brigada de Navarra

Coronel Juan Bautista Sánchez González

Unidades

11ª División 

13ª División (La mano negra)

14ª División 

División provisional del Guadarrama

Coronel Carlos Asensio Cabanillas

150ª División 

Coronel Eduardo Sáenz de Buruaga

IV Brigada de Navarra

Coronel Camilo Alonso Vega

Coronel José Iruretagoyena Solchaga

Teniente coronel Fernando Barrón Ortiz

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Oficial al mando

Bando sublevado

     Antes de la batalla, los sublevados, comandados por el general Serrador, contaban con 2 tabores de regulares, 2 banderas de la Falange, un batallón, 12 piezas anticarro, 2 baterías y algunas otras unidades sueltas, en un frente de 20 km en torno a Brunete. En total había unos 2900 soldados en la zona, para parar un ataque de 80000. 

     Cuando comienza la batalla, rápidamente se unen el resto de la 11º y 71º División, dirigidos por el comandante Iruretagoyena y el general Varela, respectivamente, junto con la 13º División de Barrón, establecida en Navalcarnero, una división provisional, dirigida por el coronel Asensio, y la 14º División, que cubrió el frente de Usera. En los días siguientes Franco mandaría la 150º División, la 4º y 5º Brigada de Navarra (que en realidad tenían entidad divisionaria), y gran parte de la aviación del Centro y Norte, incluida la Legión Cóndor.

     En los momentos álgidos de la batalla se desplegaron 65000 combatientes del bando nacional), apoyados por 60 tanques, 180 piezas de artillería y unos 280 aviones, 80 de ellos de la Legión Cóndor. Estas unidades se organizaron de la siguiente manera:

El plan de la ofensiva

El plan de la ofensiva

     El plan, diseñado por Vicente Rojo y José Miaja, consistía en lanzar un ataque desde el norte de la carretera que cruzaba Majadahonda, Villanueva del Pardillo, Valdemorillo y El Escorial, y desde ahí avanzar hacia el sur hasta llegar a Móstoles y Navalcarnero. Esta primera parte del plan correría a cargo del 5º Cuerpo de Ejército y el 18º. Tras la toma de Navalcarnero se efectuaría un segundo ataque en dirección contraria, a cargo de fuerzas del 2º Cuerpo de Ejército. Partiendo desde Carabanchel y Usera, debían avanzar hasta unirse con las tropas del 5º Cuerpo de Ejército en Alcorcón. De esta forma el Ejército Popular cercaría a las fuerzas franquistas que sitiaban Madrid, lo que esperaban que les obligaría a rendirse, reduciendo la presión sobre la ciudad. 
   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    Esta ofensiva tenía cuatro objetivos principales:

  • Obligar a Franco a mover tropas del norte, y así dar un respiro a los republicanos en Asturias y Cantabria.

  • Provocar o bien el desplome y copo de todo el frente madrileño, o una retirada de las fuerzas nacionales hasta el  río Tajo.

  • Demostrar, tanto a sus enemigos como a la comunidad internacional, que la Segunda República podía hacer frente al ejército sublevado.

  • Tratar de tomar la iniciativa por primera vez en la guerra.

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Mapa del plan, diseñado por Vicente Rojo y José Miaja, para la ofensiva que iban a efectuar sobre el sector de Brunete. 

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Fotografía de las Brigadas de Navarra en la villa de Otxandio. Se ve que la plaza está atestada de soldados, pues el frente se encontraba muy cerca, en los puertos de Barazar, Zumeltza (Dima) y Urkiola, donde aún se librarían duros combates durante todo el mes de abril de 1937.

La ofensiva inicial republicana

La ofensica inicial republicana
5 y 6 julio

5 y 6 de julio

     La operación comenzó a las 22:00 del 5 de julio. Aprovechando el amparo de la noche, las tropas del 5º Cuerpo se dirigieron a las posiciones de Brunete, los Llanos y Quijorna, mientras que las del 18º Cuerpo se dirigieron hacia Villanueva de la Cañada. A las 6:00 se consiguió tomar Brunete, pero las tropas republicanas, lideradas por Líster, en lugar de seguir avanzando hacia Sevilla la Nueva y Villaviciosa de Odón se atrincheraron en el pueblo 3 horas, a la espera de la toma de Quijorna y Villanueva de la Cañada. Pero estas posiciones costaron más de lo esperado, ya que en ambos sitios se perdió el efecto sorpresa y los combates se volvieron sangrientos.

    Por el oeste, la 46º División comenzó su ataque una hora y media más tarde de lo previsto, debido a que algunas tropas se habían desorientado, por lo que comenzaron el ataque al amanecer, a plena vista de los defensores. En Cañada, por el contrario, se perdió el efecto sorpresa porque coronel Modesto optó por una estrategia más de manual, mandando un bombardeo aéreo y artillero antes de avanzar con la infantería. El pueblo quedo en ruinas, pero las trincheras y defensas sublevadas no sufrieron graves daños, y acabaron oponiendo también una fuerte resistencia, hasta el punto que tuvieron que retirarse. 

    Cuando Líster finalmente recibió órdenes de avanzar, fue detenido a pocos kilómetros al sur, en Loma Quemada. El coronel Álvarez Entrena, al oír la noticia de una ofensiva republicana en la zona de Brunete, cogió a su batallón y marchó desde Villaviciosa de Odón hasta esa posición, dispuesto a frenar el avance enemigo. Después de varios combates sin éxito, el mando republicano mandó que simplemente asegurasen la posición, mientras los nacionales organizaban una fuerza de contingencia con las unidades que tenían. Muchos historiadores consideran que la decisión de esperar de Líster fue una de las causas principales del fracaso de la ofensiva.

     También cabe destacar de este día la toma de Villanueva de la Cañada a la 21:15, completamente arrasada y tras sufrir elevadas bajas, así como el fracaso del 2º Cuerpo de Ejército en Usera. Con el apoyo de los aviones y tanques consiguieron sobrepasar las defensas de la 14ª División nacional, pero debido a la poca coordinación entre carros e infantería, la falta de entrenamiento de la tropa y a los feroces contraataques nacionales se vieron obligados a abandonar las posiciones tomadas al anochecer. Durante los días siguientes habría una guerra de desgaste, con la que solo consiguieron acrecentar el número de bajas. 

   Aunque se había perdido muchos soldados y, aún más importante, un tiempo muy valioso, la operación había comenzado con buen pie, y el alto mando republicano se sentía optimista. 

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Fotografía del avance de los milicianos republicanos en los primeros compases de la ofensiva. Tomada el 6 de julio de 1937.

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A la izquierda, un mapa representando el frenazo que sufrió la 11ª División en Loma Quemada. Arriba, una fotografía del coronel Álvarez Entrena.

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Fotografía de unos brigadistas internacionales luchando en el frente de Usera.

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Mapa con los movimientos de las fuerzas republicanas en los primeros compases de la batalla.

7 de julio

7 de julio

    Los periódicos republicanos anunciaron el éxito inicial de la ofensiva, mientras que el mando sublevado trataba de asimilar el golpe. Comenzaron a llegar refuerzos sublevados, como las tropas del general Barrón, las primeras en llegar a las 5:00 y las cuales se hicieron cargo del frente entre el río Perales y el Guadarrama. También llegaron instrucciones del general Varela, que se hizo cargo de la defensa del sector, de crear dos líneas defensivas, una primera, marcada por las unidades a caballo, que cubriese las tres carreteras que iban desde Brunete hasta la Chapinería, Sevilla la Nueva y Villaviciosa de Odón, y una segunda, algo imprecisa en aquel momento, que pasase por el norte de Sevilla la Nueva hasta llegar al Guadarrama.

     Entretanto, Miaja y Rojo decidieron pasar de nuevo a la ofensiva, aprovechando que contaban con la superioridad numérica y aérea. Para ello, se le encargo al 5º Cuerpo, en líneas generales, consolidar las posiciones tomadas, alcanzar el puente sobre el río Guadarrama y tomar Quijorna y el cerro de los Llanos. Serían apoyados por la aviación, que realizaría bombardeos tanto en las zonas de combate, como Quijorna, como en los pueblos de la retaguardia franquista, como Navalcarnero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     La 46ª División cercó el vértice de Los Llanos y Quijorna, la 11ª División consiguió hacerse con Loma Quemada a las 11:00, quedando guarnecida por la 9ª Brigada mixta de Encarnación Luna, y al anochecer algunas unidades consiguieron cruzar el cauce casi seco del Guadarrama al norte de la carretera de Brunete a Villaviciosa.

     Pero la mayor victoria para los republicanos aquel día fue el parón en seco que se produjo en el frente norte. Franco, al comprender la magnitud del problema, decidió posponer el asalto a Santander y mandar a la 4ª y 5ª Brigada de Navarra, junto con la aviación del norte, a este nuevo frente. También destinará la 150ª División, que se estaba instruyendo en Cáceres, y varios batallones de la 108ª, que se encontraban en León y Galicia.

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Mapa de la zona, con las líneas defensivas que el general Varela mandó crear, a grosso modo, marcadas de color morado.

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Fotografía de un bombardero republicano Túpolev SB, más comúnmente conocidos como Katiuskas. Este es un avión de origen soviético.

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Fotografía de la capitana Encarnación Luna, al lado del comandante Alberto Sánchez.

8 de julio

8 de julio

    La situación se volvía cada vez más desesperada para los nacionales, que se veían incapaces con sus reducidas fuerzas de parar el avance enemigo. Los refuerzos que llegaban eran insuficientes, y carecían casi de apoyo aéreo. La aviación nacional del Centro, pese a que hacía lo que podía, era incapaz actuar libremente, ya que no habían llegado aún suficientes cazas, mientras que la Segunda República siempre tenía en el aire unos 40 aviones, bombardeando de forma sistemática y continua sus posiciones.

    Los milicianos continuaron presionando en todos los frentes. A las 10:30 se retomaron los ataques a Quijorna y los Llanos, con apoyo de la XI Brigada Internacional y la caballería. Pese a la llegada de refuerzos a estas posiciones, como el 164º Batallón de Toledo, el cerro de los Llanos acabó siendo conquistado, y los defensores se retiraron a Quijorna, que no cayó pese a los intentos de los republicanos.

    Entretanto, las Brigadas Internacionales de la 15ª División cruzaron el río Guadarrama por varios puntos hacia las 11:00, estableciendo varias cabezas de puente frente a los cerros de Romanillos y Mosquito, que flanqueaban el acceso a Boadilla, con la idea de penetrar en la jornada siguiente, pero no llegarían a avanzar mucho más. Curiosamente, una compañía republicana de la 15ª Brigada Internacional llegó a infiltrarse con 5 tanques y llegar hasta las puertas de Boadilla. El general Varela, desde el palacio del Infante Don Luís (su puesto de mando), observaba cómo algunos de los tanques enemigos rozaban las afueras del pueblo. Afortunadamente para ellos, los brigadistas, al verse sin apoyo, decidieron retroceder poco después.

    Los republicanos también se harían con el Castillo de Aulencia, y comenzaron a preparar su ataque sobre Villanueva del Pardillo. Mientras tanto, las tropas nacionales se organizaron como pudieron con los refuerzos que llegaban, e hicieron cambios en el mando y posición de las tropas, como la creación de la División del Guadarrama, bajo el mando del coronel Asensio, para unificar el mando de las tropas establecidas los cerros Romanillos y Mosquito.

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Fotografía del comandante Valentín González dirigiendo a sus tropas durante la batalla. 

Mapa con los movimientos de las Brigadas Internacionales de la 15ª División tras atravesar el Guadarrama. 

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Fotografía del castillo de Aulencia, localizado al lado de la Estación Espacial Europea.

9 de julio

9 de julio

     Bajo el mando del general Modesto, la 46ª División finalmente se haría con el control de Quijorna a las 11:30. Valera se enfrentaba al problema, como dijo el historiador Martínez Bande, “inmediato y urgente de alimentar el combate al máximo, a fin de endurecer definitivamente la situación y poder pasar pronto a la contraofensiva”. Había perdido Quijorna, un mal menor ante la posibilidad de perder Boadilla. Volvió a reorganizar sus fuerzas y pasó revista al número de hombres y material que tenía disponibles, en total 44 batallones y 24 baterías.

   Mientras las fuerzas del 18ª Cuerpo de Ejército republicano se pugnaban con los nacionales por el “triángulo de Aulencia”, qué comprendía las posiciones de Villanueva del Pardillo, Villafranca del Castillo y las lomas Artillera (Vértice Mocha) y Fortificada (Loma Redonda), las fuerzas del 5ª Cuerpo de Ejército pugnaban con los sublevados por el control del Guadarrama. En estos forcejeos fallecería, en las faldas del Mosquito, el comandante del Batallón Lincoln, Oliver Law, “el primer americano negro que mandó en combate a americanos blancos” como supuestamente reza la inscripción que colocaron sus camaradas sobre su tumba, hoy en día en paradero desconocido.

  En la orilla oeste, la agrupación Álvarez Entrena sufre durísimos ataques de elementos de la 11ª División, especialmente el 258ª Batallón, y al este del río se producen duros combates en el Olivar y el Cortijo.

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Fotografía de un tanque republicano entrando en Quijorna. Tomada el 9 de julio de 1937.

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Fotografía del comandante Oliver Law con uno de sus compañeros del Batallón Lincoln.

10 de julio

10 de julio

     Los combates se recrudecieron tanto en el Guadarrama como en Villanueva del Pardillo. En el Guadarrama, las tropas de Álvarez Entrena sufrirían un segundo asalto de la 11ª División a las 17:00, mientras la 3ª Brigada ocupaba el Vértice Mocha y enviaba tropas al otro lado del río Guadarrama por ambos lados de Villafranca del Castillo, cercándolo en el proceso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   Los republicanos también comenzaron su ataque a Villanueva del Pardillo. Realizaron dos asaltos, uno a las 16:00 y otro a las 19:00, y aunque fueron repelidos, hicieron mella en las tropas defensoras. El general Asensio, encargado de la defensa del pueblo, hizo varias peticiones a lo largo del día para que se mandasen refuerzos, pero estos nunca llegaron.

     Como curiosidad, este era el día en el que Franco hubiese comenzado su asalto a Santander, de no haber sido por la inesperada ofensiva republicana en el sector de Brunete.

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Fotografía de artilleros del bando republicano preparándose para abrir fuego sobre el enemigo. Tomada en la batalla de Brunete.

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Fotografía de milicianos del 18º Cuerpo de Ejército avanzando con carros blindados hacia Villanueva del Pardillo. Tomado el 10 de julio de 1937.

11 de julio

11 de julio

    Este sería el último día en el que los republicanos conseguirían avanzar. En la noche del 10 al 11 de julio se tomaron las ruinas de Villanueva del Pardillo, pero los nacionales también recuperarían terreno. Asensio, que había logrado escapar del Pardillo, planeaba un gran contraataque con el ala derecha nacional. Reunió a varios batallones, compañías y tabores, y realizó varios ataques por diferentes puntos del Guadarrama. Tuvieron muchas bajas, pero lograron romper el cerco en Villafranca del Castillo, recuperaron el vértice Mocha e hicieron mella en los asaltantes de Boadilla.

    Mientras el 18º Cuerpo de Ejército republicano mantenía como podía sus posiciones, el 5º tuvo una mejor suerte, pues lograron hacer progresos en las carreteras de Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias. Pero en el sector de Quijorna, los atacantes nacionales llegarían hasta el vértice de Perales, entrando en combate con las fuerzas de la 46ª División. Finalmente, con la llegada en masa de los refuerzos del bando sublevado los frentes se estabilizaron, el general Modesto ordenó la noche entre el 11 y 12 de julio que se comenzasen a construir trincheras y fortificaciones defensivas.

     Aunque los líderes republicanos trataban de mantener la moral alta, tanto en la tropa como en la población civil, tanto Vicente Rojo como Negrín tenían claro que no iban a avanzar más. Los republicanos habían triunfado en su objetivo estratégico (detener las operaciones enemigas en el norte), pero ya les resultaba evidente que la ofensiva había fracasado. Manuel Azaña, que había seguido con optimismo los primeros éxitos del Ejército Popular en Brunete, plasmó su amarga resignación en su diario: “Lentitud, esterilidad de la sorpresa, malogros frutos, fracaso. ¡Que vamos a hacerle!”.

     El gran fiasco en el flanco este de la batalla hizo que rodasen las primeras cabezas en los mandos militares: Jurado, que desde el principio se mostró titubeante, cesó el mando del 18º Cuerpo, siendo sustituido por el coronel Segismundo Casado al día siguiente, y Galán fue destituido de la 34ª División, sustituido por el comandante Zulueta.

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Fotografía de los milicianos republicanos entrando por la mañana del 11 de julio, después de haber sido tomada la noche anterior.

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Fotografía de los milicianos republicanos cavando trincheras durante la batalla de Brunete.

El estancamiento del frente (12-17 de julio)

El estancamiento del frente (12-17 de julio)

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    Franco y Varela, tras conseguir detener el avance republicano, comenzaron a planear y preparar una contraofensiva para retomar el territorio perdido. Y una de las cosas más importantes que necesitaban para esta contraofensiva, era el control del aire. Con la llegada de la Aviación del Norte, entre el 10 y 12 de julio unos 200 aviones de uno y otro bando se batirían sobre la "bolsa de Brunete". La aviación republicana, tirana del aire en los primeros días de la batalla, finalmente pierde la superioridad aérea el día 12 frente a pilotos más experimentados que pilotaba aviones superiores a los suyos.
   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     El día 13, con la llegada de los últimos refuerzos desde Navarra, se organizó un Cuerpo de Ejército provisional a las órdenes del general Varela, que contaba con 74 batallones, 45 baterías, una brigada de caballería, un batallón de tanques y gran parte de la Aviación del Centro y del Norte, y dispuestas en posiciones defensivas para evitar nuevas penetraciones republicanas. La 13ª División (Barrón) se mantuvo frente a Brunete para cortar cualquier avance hacia el sur, la 150ª (Sáenz de Buruaga) en la Ribera derecha del Perales, y la Provisional (Asensio), que incluía batallones de varias unidades, en especial de la 12ª y la 108ª División, en el Guadarrama para proteger Boadilla y Majadahonda. Las dos Brigadas de Navarra quedaron sin cometido defensivo, pues ya se estaba planeando su papel en la contraofensiva.

    Por su parte, el 5º Cuerpo de Ejército republicano mantuvo sus posiciones (la 46º División en Quijorna y los Llanos, la 11ª en Brunete y la 35ª entre estas dos), mientras que el 18º trató de progresar hacia Villafranca del Castillo y Boadilla del Monte. Comenzó una guerra de desgaste, muy diferente a lo ocurrido en días anteriores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


    Los combates serían especialmente cruentos en el “triángulo de Aulencia”: los nacionales trataron de tomar cuatro veces Loma Fortificada los días 12, 13, 16 y 17 de julio, ya que amenazaba la posición de Cota Mocha e impedía el avance por la carretera de Majadahonda a Valdemorillo, pero se estrellaron estrepitosamente contra las defensas republicanas. Incluso una bandera legionaria trató de reconquistar de noche el castillo de Villafranca la noche del 13 al 14, pero también fracasó. Mientras tanto los republicanos trataron de hacerse entre el 13 y 15 de julio con Cota Mocha, pero debido al agotamiento y indecisión de las unidades, así como la falta de apoyo de los tanques también fracasarían estrepitosamente.

  

    En los otros frentes la lucha fue igual de cruenta, pero no hubo en absoluto tanto movimiento. El único acontecimiento digno de mención fue la toma de las ruinas de Brunete, el día 16, por las fuerzas del coronel Barrón, tras un intenso bombardeo de artillería. Líster, al verse desbordado, pidió refuerzos, y con la llegada de 40 carros de combate consiguieron expulsar a los sublevaos del pueblo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


    El día 17 sería, por lo general, una jornada tranquila. Los republicanos lo aprovecharían para hacer un recuento de bajas, curar a los heridos, dar misas de campaña y pasar revista a las tropas que podrían repoblar el frente, mientras los nacionales terminaban los preparativos para la contraofensiva.

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Ilustración de un Messerschmitt Bf 109, un caza de la Legión Cóndor, derribando un Politarkov I-16, un caza republicano de origen soviético.

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Mapa con el posicionamiento de las unidades entre el 12 y el 17 de julio.

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Fotografía de soldados republicanos defendiendo la posición parapetados.

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Fotografía de los soldados nacionales en uno de sus asaltos a Loma Fortificada.

Fotografía del teniente coronel Fernando Barrón Ortiz (el de la izquierda), dando órdenes al comandante del 5º Tabor de Regulares Celestino Santamaría (el de la derecha).

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El contraataque nacional

El contraataque
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18 de julio

Mapa con el plan de los nacionales para la contraofensiva.

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18 de julio

     Terminados los preparativos, los nacionales pasaron a la contraofensiva. El plan consistía en atraer al enemigo a los sectores de Brunete, Quijorna y Villanueva de la Cañada mediante escaramuzas para luego atacarle por los flancos en dirección al vértice Lijar, al norte de Villanueva de la Cañada, dejando a sus enemigos aislados del resto del territorio republicano.

     El ataque frontal lo iba a realizar la 13º División, mientras que los ataques por los flancos, que se realizarían una hora y media más tarde, corrían a cargo de las Brigadas de Navarra (la 4ª por el flanco izquierdo y la 5ª por el derecho). Tenían tanta confianza en este plan, que pensaban aprovechar para avanzar hacia Valdemorillo y Galapagar, hasta enlazar con las fuerzas del alto del León, a más de 35 kilómetros de Brunete, y conseguir la caída de el Escorial.

     El ataque comenzó a las 7:00, con un bombardeo al vértice de los Llanos. La 46ª División republicana mantuvo su posición ferozmente frente a los ataques de la 4ª Brigada de Navarra, hasta el punto de que algunas unidades perdieron la mitad de sus efectivos. Finalmente los sublevados fueron paradas a 1 km de su objetivo. Los republicanos entonces trataron de echar a los nacionales de sus nuevas posiciones, pero solo consiguieron acrecentar el número de bajas de uno y de otro bando.

   

 

 

    Entretanto, la División Provisional del Guadarrama ocupó el Olivar y el Cortijo, posiciones localizadas a unos 3 km al este de Boadilla del Monte, y la Agrupación Álvarez Entrena consiguió tomar la cota de Loma Quemada y la carretera a Boadilla, pero fueron detenidos al sur de Brunete, y la V Brigada de Navarra no pudo tomar Loma Fortificada. La Segunda República trataría de recuperar las posiciones perdidas, pero solo consiguió acrecentar el número de bajas. El día acabó con un ir y venir de soldados heridos y muertos por la retaguardia.

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A la izquierda, una fotografía de dos pilotos nacionales pilotando un bombardero. A la derecha, dos soldados sublevados operando una ametralladora. Ambas fotografías son de la batalla de Brunete.

Fotografía de dos camilleros republicanos llevándose a un camarada muerto.

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19 de julio

19 de julio

     A fin de acabar con el estancamiento general de ese primer día, Varela dispuso que actuaría la 150ª División entre los arroyos Palomero y Quijorna, a fin de cortar la carretera de este pueblo a Brunete. Para ello mandó al 4º y 9º tabor de Tetuán y al batallones 251º, 254º y 256º Batallón. A costa de muchas pérdidas consiguieron ocupar partes del monte de Perales, aunque no alcanzaron el objetivo marcado.

     El ataque a Perales tampoco lograrían aflojar la presión sobre la 4ª Brigada de Navarra, que se vio atacada por los dos flancos del Perales, pero finalmente lograría tomar los Llanos. En el sector sur, Barrón decidió no atacar de nuevo Brunete, al tener su flanco derecho descubierto por la imposibilidad enlazar la 13ª División con las tropas que operaban al este del Guadarrama. 

    El único avance que consiguieron los nacionales fue por la tarde en el margen izquierdo del Guadarrama, haciendo peligrar la carretera de Brunete a Boadilla, vital para la logística y llegada de suministros y refuerzos del 18º Cuerpo de Ejército republicano.

   Los mandos republicanos hacían lo que podían para mantener la moral alta entre la tropa, pero las milicias comenzaron a descorazonarse. Comenzaron a producirse deserciones, chaqueteos (cambio de bando) e insubordinaciones, sobre todo en el 18ª Cuerpo de Ejército. Líster solicitó el relevo de su división para evitar una sublevación, pero el general Vicente Rojo le informó que se estaba preparando un gran contraataque y le pidió que resistiese 2 o 3 días más.

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Fotografía de legionarios avanzando agachados por una trinchera.

Fotografía de soldados nacionales asaltando la carretera de Brunete a Boadilla, la tarde del 19 de julio de 1937.

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Fotografía de soldados republicanos de la 11ª División descansado en Brunete, antes de volver al combate.

20 de julio

20 de julio

   Transcurridas ya dos semanas desde el comienzo de la ofensiva, la situación se estaba tornando realmente desesperada para los republicanos. El general Miaja ordenó que se recuperasen las lomas de Los Llanos y Perales, además de atacar las posiciones nacionales al sur de Brunete. Lucharon con gran valor, pero eran ya objetivos imposibles.

     Para mayor preocupación de Vicente Rojo llegaron del valle del Guadarrama noticias realmente inquietantes. La 5ª Brigada de Navarra, gracias al apoyo aéreo y artillero, ocupó la Loma Bellota y el castillo de Aulencia, y más al sur las fuerzas del general Asensio atacaron el extremo sur de la cabeza de puente republicana y ocuparon la casa del Monje, muy cercana a la carretera de Brunete. Este fue un golpe prácticamente definitivo para los defensores la cabeza de puente sobre el río Guadarrama, pues si no conseguían recuperar sus posiciones, era cuestión de horas que fueran expulsados de la orilla este del río.

    En el sector del 5º Cuerpo de Ejército, Miaja finalmente decidió relevar a la 11ª y 46ª División, que estaban al borde de la extenuación, habiendo luchado durante dos semanas sin descanso. Para sustituirlos se llamaron a la 39ª, 49ª y 14ª División, estas dos últimas del frente de Guadalajara. 

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Fotografía de soldados nacionales capturando un carro soviético T-26 y a sus tripulantes.

Fotografía de soldados nacionales atrincherados al lado del castillo de Aulencia.

21 de julio

21 de julio

   Ante la gravedad de la pérdida del castillo de Aulencia, el mando republicano planeó un gran contraataque para recuperar la línea de Guadarrama en esta zona. Se acumularon unidades de varias divisiones y brigadas, que atacarían por tres frentes: la 45º División atacaría desde el norte (incluyendo una acción con dos brigadas sobre el vértice Cumbre, junto a Las Rozas), la 10ª y 151ª Brigada Mixta desde el este, a lo largo del camino a la Venta (actual carretera M503), y la 34ª División, apoyada con unidades de la 13ª Brigada y otros elementos del 5º Cuerpo de Ejército desde el río Aulencia (al sur).

   Con tantas tropas en un frente de solo 2 o 3 km, se esperaba conseguir una victoria fácil, pero la falta de coordinación y desgaste de los milicianos, así como la llegada de refuerzos sublevados a la posición, les obligó retirarse. En estos momentos estaba claro que el plan original de Franco había fracasado, pues se había realizado sin unas adecuadas bases de partida, atacando puntos bien fortificados y sin haber desgastado al enemigo lo suficiente. Pero también estaba claro que ahora era Franco quién tenía la sartén por el mango, y en consecuencia comenzó a tomar medidas para preparar una nueva operación, de objetivos más limitados y asequibles, replegando las Brigadas de Navarra a nuevas posiciones.

   El Ejército Popular ahora se encontraba atrapado en una trampa que ellos mismos se habían tendido, viéndose obligados a aguantar costase lo que costase. Tras anunciar la ofensiva de Brunete con bombo y platillo, y alcanzar en las tres primeras jornadas unas victorias nada desdeñables, ahora les resultaba imposible retirarse sin que se convirtiese en una humillación. Se veían obligados a resistir costase lo que costase, aun sabiendo de que el objetivo a largo plazo era imposible. Esta fue una decisión más política que militar, porque estaba en juego la imagen del nuevo Ejército Popular.

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Mapa con el plan republicano para recuperar el castillo de Aulencia y parte del terreno perdido en el Guadarrama.

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Fotografía de Gerda Taro, una periodista gráfica alemana, al lado de un miliciano en la batalla de Brunete. Moriría 5 días después, arrollada por un tanque en el repliegue republicano..

22 y 23 de julio

22 y 23 de julio

    Durante estos dos días la División Asensio y la 5ª Brigada de Navarra progresaron hasta la Loma Fortificada y la confluencia entre el Aulencia y el Guadarrama, pero tuvieron que parar, pues también eran víctimas de la fatiga y el calor. Tras eliminar las últimas cabezas de puente republicanas, el día 23 Asensio despegó 7 batallones para barrer sistemáticamente la zona, de modo que al final de la jornada solo quedaba en ella algunos restos del 18º Cuerpo de Ejército. De esta forma se creó la base de partida para la segunda gran contraofensiva nacional. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


    Llegaron a las unidades nacionales las nuevas instrucciones para el segundo ataque, que consistían únicamente en “atacar por todo el contorno de la bolsa de Brunete para rechazar al enemigo y alcanzar las posiciones que dominaban la carretera que desde El Escorial conduce a Villanueva del Pardillo”. Esta contraofensiva no podía tener el carácter resolutivo que deseaban los mandos sublevados, ya que los republicanos, pese al desgaste sufrido, conservaban todavía una gran capacidad de resistencia. Además, a consecuencia del despliegue nacional, sus unidades estaban separadas en dos sectores independientes, lo que dificultaba aún más la situación. Las unidades se reposicionaron para este nuevo contraataque: la 4º Brigada de Navarra se desplazó al suroeste de Brunete, por la izquierda de la 13ª División, mientras que otras agrupaciones se desplazaban hacia el perales y Quijorna.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


    Mientras tanto, en el bando republicano era continua la reorganización de fuerzas, pues la mayoría de las brigadas llevaban combatiendo sin descanso desde el día 5. Los altos mandos republicanos trataron de relevar algunas unidades con tropas frescas. La noche del 22 al 23 fue relevada la 46ª División por la 39ª de Durán. Asimismo, estaba previsto que también la 11ª División fuese relevada por la 14ª de Mera, en la noche del 24 al 25, pero el segundo contraataque nacional impidió este cambio.

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Fotografía de los restos de un tanque BA-6, destrozado, en el campo de batalla.

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Fotografía de tropas nacionales desplazándose por el campo de Brunete.

24 de julio

24 de julio

    Con todo dispuesto para el ataque final, a las 7:00, después de una hora de bombardeos aéreos y artilleros, la 13ª División de Barrón asaltó las posiciones republicanas. En dos horas se tomaron las colinas circundantes a Brunete, y para las 11:45 el regimiento de Molero tomó el pueblo y el regimiento de Álvarez Entrena atravesó la carretera que conectaba Brunete y Boadilla del Monte.

    No tendrían tanta suerte el regimiento de Regalado, que trataba de flanquear Brunete por el oeste, y las fuerzas de la 4ª Brigada de Navarra y 150ª División, que solo ganó unos escasos 700 metros al noroeste del vértice Perales. En el frente del Guadarrama, en cambio, la ofensiva fue un éxito rotundo. La 5ª Brigada de Navarra progresó por cierto éxito por la carretera que conectaba Brunete y Boadilla del Monte, hasta la casa del Palancar, posición a casi 9 km al noreste de Boadilla del Monte, y 3 km al noroeste de Brunete.

    Más al norte, el general Asensio, aprovechando el avance más al sur, comenzó a las 13:15 un asalto para barrer a las pocas unidades republicanas que quedaban en la orilla este del Guadarrama. Las unidades de la 39ª División republicana, que estaban exhaustas, se derrumbaron. Hubo incluso una Brigada Internacional, la 13ª, que llegó a amotinarse. Hacia las 13:00 se retiró del frente a Villanueva de la Cañada, negándose a volver al combate, y tuvo que ser reducida con una unidad de guardias a de asalto y carros de combate. 

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Fotografía de soldados nacionales en Brunete, poco después de haber sido tomado, el 24 de julio.

Mapa con los movimientos de las unidades al comienzo de la segunda contraofensiva nacional, el 24 de julio.

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25 y 26 de julio

25 y 26 de julio

    Durante la noche y la mañana del día 25 los republicanos intentaron desesperados contraataques sobre las posiciones perdidas en la última jornada. En el sector de Quijorna ni la 150ª División ni la 4ª Brigada de Navarra logran avanzar más, y en el sector de Boadilla la 5ª Brigada de Navarra se ve obligada a pasar a la defensiva.

    Pero los combates más sangrientos tendrían lugar en las ruinas de Brunete. Las fuerzas de la 11ª y 14ª División republicanas, tras un intentar reconquistar el pueblo durante la noche, se habían atrincherado a las afueras, concretamente en el cementerio. Varela estaba preparando un ataque a la posición a las 16:00, con apoyo artillero y aéreo, pero el 6ª Tabor de regulares de Melilla, acompañado de la Legión Cóndor, se adelantó, y acabaron con las defensas del cementerio. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


    Las maltrechas unidades que quedaban trataron de reorganizarse en un bosque cercano, pero fueron víctimas de más bombardeos, por lo que tuvieron que replegarse aún más. Finalmente conseguirían establecer una nueva línea defensiva al sur de Villanueva de la Cañada, gracias a que la caballería nacional, ocupada en otros combates, no pudo rematarlos. La 35ª División republicana, al ver su flanco derecho desprotegido, decidió replegarse hasta el barranco de Morales, perdiendo así un kilómetro más de territorio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


   Ante el aparente desmoronamiento del frente republicano, Varela planeaba continuar la contraofensiva al día siguiente, pero Franco le ordenó consolidar la línea alcanzada, a fin de retirar fuerzas y poder retomar la campaña del Norte.  El día 26 apenas hubo combates, pues el 18ºCuerpo de Ejército estuvo reorganizando sus unidades a lo largo de una nueva línea entre Villanueva de la Cañada y Villanueva del Pardillo. Esto permitió a la 5ª Brigada de Navarra avanzar casi sin oposición más de 2 km, hasta alcanzar el arroyo del Molino y la casa de Vilanosa, donde se estableció en posiciones defensivas. Se terminó consolidando el frente, que perduraría hasta el final de la guerra.

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Fotografía de soldados nacionales en una trinchera, desde la que ven dos de sus tanques avanzar por el campo de batalla.

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Fotografía de soldados de la 11ª y 14ª División republicana en el cementerio de Brunete, el 25 de julio de 1937.

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Fotografía de soldados republicanos en un camino de tierra, vistos desde un bombardero nacional.

Bibliografía

Bibliografía

  • Aróstegui, Julio. La Guerra Civil, 1936-1939: La Ruptura Democrática, Historia 16, Temas De Hoy, 1996

  • Carrizo, Lluís, et al. “España Dividida: La Guerra Civil En Color.” Dplay, 2016, www.dplay.es/series/espana-dividida-la-guerra-civil-en-color

  • “La Batalla De Brunete 1937.” Desperta Ferro nº 34, jul.-agto. 2019

  • Laviana, Juan Carlos, y Cervera Gil, Javier. La República Contraataca En Brunete: (Julio 1937). Unidad Editorial S.A., 2005

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July 1937. Brunete, a small town west of Madrid of just over 1,500 inhabitants, was about to become the epicenter of one of the most important and bloody battles of the Civil War.

Even today the echoes of the offensive are perceived, in bunkers and in the occasional appearance of shells and pieces of shrapnel. If you want to know in detail what happened, or simply want to explore the remains, you have come to the right place.

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